La renovación de esta institución fue concebida desde su cara más visible, la fachada. Al operar en un edificio de valor patrimonial, la intervención no altera las estructuras compositivas existentes y da lugar a una “segunda fachada” que se diferencia al lenguaje historicista de la misma y a su vez la pone en valor.
El uso de los materiales tales como chapa metálica y revestimiento vítreo, junto a la iluminación artificial dan lugar a una renovación en la imagen de la institución. Esto se reafirma con la incorporación de una nueva recepción, salas de espera y circulación publica, en las cuales la iluminación y el tratamiento de las superficies con materiales nobles y cálidos son fundamentales.